Una de las cosas que le da a nuestra casa una personalidad y un estilo diferentes, es la manera que tengamos de vestirla con telas, y con la palabra telas nos referimos a alfombras, cojines, manteles, edredones, sábanas, en fin, a su particular vestimenta.
Para poder seleccionar correctamente la manera de vestir nuestro hogar lo primero que debemos hacer es pensar si queremos que toda la vivienda sea homogénea o que cada estancia tenga una personalidad diferente, que los colores combines o que sea una progresión.
Una vez tengamos decidido qué hacer, deberemos elegir los objetos que queramos colocar, en este caso, vamos a escoger dos colores que se llevan este verano y seguirán siendo tendencia durante el otoño, que son el rosa fucsia y el turquesa. Ambos colores dan mucha personalidad a cada estancia de nuestra casa, pudiendo combinar ambos colores en la misma y tener alguna de ellas en solo un tono combinando con colores neutros.
Si en el salón tenemos un sofá en tono tostado, blanco o negro, podemos incorporar unas cortinas y unos cojines en rosa fucsia, si en la habitación tenemos un edredón blanco podemos incorporar las cortinas y los cojines en turquesa o en las dos tonalidades.
Para los baños como suelen ser espacios más reducidos elegiremos el color que combine mejor con paredes y suelo. Lo habitual suele ser tener el baño en color blanco, negro con baldosa de color azul o verde, en este último caso sería ideal combinar los elementos en colores blanco o negro para evitar la saturación.
Para la cocina también podemos seleccionar complementos en color turquesa, que fluye muy bien con lugares en los que hay agua. Y para pasillos, rellanos o entradas, siempre podemos elegir algún pequeño elemento decorativo en uno de estos colores que haga que resalte el resto del espacio.
Las combinaciones de turquesa y rosa resultan ideales para destacar elementos fundamentales de la estancia tales como los cojines, las cortinas, el edredón o complementos como los paños de cocina y toallas. Además debéis recordar que estos colores son más “sufridos” que los colores pálidos manteniendo su apariencia original ante elementos como el polvo que sobre el color blanco se nota enseguida.