Parece que las lámparas de mesa eran objetos más utilizados antaño que ahora, ya que con el desarrollo de los medios de comunicación, ordenadores, internet en el teléfono y demás dedicamos menos tiempo a entretenernos con cosas más tradicionales como los juegos de mesa o la lectura.
Muchas veces, al irnos a la cama nos apetece leer una revista o un libro y por no tener la lámpara de techo encendida, o por no levantarnos para apagarla si no tenemos el interruptor a mano, muchas veces abandonamos esta actividad que nos suele entretener tanto, y que nos viene estupendamente para mantenernos al día y con nuestra mente en forma.
Hoy en día existen muchos diseños distintos de lámparas de mesa adaptadas a todos los tipos de decoración que tengamos en la estancia para la que se destine.
Para elegir una lámpara de sobremesa adecuada al lugar en el que la queramos poner, debe ir en consonancia con el resto de la decoración de la estancia, hemos de evaluar los colores, estilo y acabados de la habitación para que no destaque negativamente sobre el resto, sin que resalte las cualidades de la misma.
Queda muy bien si tenemos la habitación decorada en tonos crema que la lámpara sea marrón chocolate, o de un color fuerte como el pistacho o el naranja para que haga efecto en contraste con el resto, sin embargo, si toda nuestra habitación es colorida podemos elegir la lámpara en un tono neutro para darle protagonismo a otros elementos de la estancia.
Si nos gusta cambiar frecuentemente los colores de la habitación o el edredón, podemos elegir una lámpara que tenga la posibilidad de cambiarle la pantalla por lo que podemos intercambiarla cuando nos aburramos del color o según las estaciones, colores más claros en invierno para que se ilumine más la habitación y más oscuros en verano puesto que ya percibimos más luminosidad del exterior.
Tener una lámpara de sobremesa en nuestra mesita de noche puede marcar la diferencia entre leer más a menudo o no hacerlo en absoluto, es sin duda una inversión en cultura para nuestro intelecto.